martes, 29 de marzo de 2011

LÍMITES Y POSIBILIDADES DE LOS MINISTERIOS ORDENADOS PARA LAS MUJERES

EN LA IGLESIA CATOLICA


María Stella Rodríguez Profesora Facultad de Teología Universidad Javeriana.

Este tema de la ordenación sacerdotal para las mujeres, o de los ministerios ordenados se hace difícil de abordar por varias razones.

tiene que ver con las creencias en torno a lo que está permitido o no para las mujeres en un mundo que hasta mitad del siglo XX estaba regido por principios de tipo patriarcal y machista. En este punto cada persona debe hacer un examen introspectivo para determinar cómo se sitúa vitalmente ante la posibilidad de tener en las Iglesia mujeres ordenadas y ejerciendo ministerios que han sido exclusivos para los varones a lo largo de la historia del cristianismo. Pues mucho del cambio histórico va a depender de esta aceptación.

la razón es el choque que se puede dar entre la reflexión teológica y los argumentos de autoridad que se han esgrimido por parte de las jerarquías eclesiásticas a lo largo de tiempo. Algunos teólogos y teólogas se abstienen de publicar sus reflexiones por temor al señalamiento o a la sanción cuando sus argumentos no coinciden con las determinaciones en términos de doctrina eclesiástica.

está relacionada con los ya no pocos casos de mujeres que son ordenadas por obispos católicos y que aunque sean sancionados, ellos y ellos siguen en su lucha, con la convicción de estar haciendo algo que abre camino de cambio, lo cual genera gran presión en la Iglesia en general y en la jerarquía eclesiástica de manera particular. La situación es real y grave, por cuanto ya se ha determinado por parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe que esta pretensión de ordenación para las mujeres en la Iglesia Católica Romana y en las Iglesias Orientales es considerada motivo de excomunión. La Iglesia no ha admitido nunca que las mujeres pudiesen recibir válidamente la ordenación sacerdotal o episcopal.

El motivo esencial de ello: que la Iglesia, al llamar únicamente a los hombres para la ordenación y para el ministerio propiamente sacerdotal, quiere permanecer fiel al tipo de ministerio sacerdotal deseado por el Señor, Jesucristo, y mantenido cuidadosamente por los Apóstoles.


La tradiciónde la Iglesia respecto de este punto ha sido pues tan firme a lo largo de los siglos que el magisterio no ha sentido necesidad de intervenir para proclamar un principio que no era discutido o para defender una ley que no era controvertida. Pero cada vez que esta tradición tenía ocasión de manifestarse, testimoniaba la voluntad de la Iglesia de conformarse con el modelo que el Señor le ha dejado. La misma tradición ha sido fielmente salvaguardada por las Iglesias Orientales. Su unanimidad acerca de este punto es tanto más de notar cuanto que en muchas otras cuestiones su disciplina admite una gran diversidad.


El Papa Benedicto XVI reduce el argumento simplemente a tres afirmaciones principales centrales:


1. Jesús llamó a los hombres sólo como apóstoles.


2. De este modo la masculinidad Jesús estableció en el ministerio como una norma permanente que tiene que ser seguido por la Iglesia.

3. Esta norma de tener un ministerio masculino ha sido confirmado por la constante y universal de la enseñanza de la Iglesia a través de la Tradición.

La pregunta que vale la pena señalar es si es completamente válido inferir conclusiones a partir de lo que Jesús no hizo, si es así tendríamos que afirmar y sacar conclusiones en otros sentidos: Jesús solamente eligió judío, y por lo que inferimos todos estaban circuncidados. Respecto a la vocación sacerdotal, siempre ha habido en la Iglesia, la convicción de que las auténticas vocaciones proviene de Dios, y que sería criminal bloquear estas vocaciones.

El hecho es que muchas mujeres católicas, de todo el mundo, se sienten llamadas al ministerio sacerdotal. En el pasado esta llamada, en gran parte, fue reprimida por prejuicios sociales y culturales.

A pesar de todo, tenemos ejemplos de santas que manifestaron su llamada: Santa Catalina de Siena, doctora de la Iglesia Santa Teresa de Lisieux, doctora de la Iglesia y otras. Pruebas hechas a 100 mujeres que se sintieron llamadas al sacerdocio en la Iglesia Católica demostraron que eran igualmente competentes, motivadas y dignas que los candidatos varones para el sacerdocio.

Consultar en:

http://www.womenpriests.org/sp/teaching/mag_con2.asp

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